Mi hermana, mi amiga del alma, mi melli, mi otra yo, la otra rubia, la chiquita del grupo, la que me conoce más que nadie en este mundo, la que me acompañó absolutamente toda mi vida, la que veo los 365 días del año (366 si el año es viciesto) hace 17 años. Ahijada de mi mami, hija de mi madrina, futura comadre, madrina de mi hija algún día, amiga toda la vida.
Tutu, sos la hermana que nunca tuve, eso ya lo sabés, no es ninguna novedad. Me puse así sentimental porque encontré fotos de una de nuestras movies favoritas de todos los tiempos y me acordé de lo lindo que es tenerte cada día para confirmar que hay algo en lo que se puede confiar a ciegas: amigas de toda la vida y para toda la vida.
El año que viene van a cambiar un poco las cosas, ya no te voy a ver todos los días de mi vida, algo a lo que me va a costar acostumbrarme. Vos vas a estar preparando las valijas de Bariloche y yo envuelta entre telas, parciales y dibujos. Pero igual no me preocupa, sé que vos, como también las otras cuatro locas que están siempre con nosotras, vas a estar ahí cuando te necesite para lo que sea: para contarte algo que me dijo tal, el chisme de fulanito, lo que me voy a poner el sábado, lo hdp que es el hombre en cuestión (o todos en general), lo que hice tal día no demasiado conciente, lo gorda que estoy, lo que me encanta cierto juguetero, o cualquier cosa que se me ocurra.
Lo mismo es para vos, es más que obvio que voy a estar. Y sí, te acompaño con el judío.
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