Cuando uno vive en una pequeña isla, como Manhattan, puedes fácilmente toparte con quien te rompió el corazón. Y son más aún las posibilidades de topártelo cuando te ves espantosa. Hay ciertas calles, lugares, y hasta ciertos horarios que deben evitarse. La ciudad se convierte en un campo de batalla emocional. Tienes que cuidar cada paso, o te pueden volar en pedazos.
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